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Tendencias del consumo privado en Costa Rica: ¿Está cambiando el patrón post-pandemia?

Escrito por Antonio Rodríguez | May 1, 2025 3:41:14 AM

El consumo privado constituye uno de los principales componentes de la demanda agregada en Costa Rica, representando cerca de dos tercios del Producto Interno Bruto (PIB). Tras el impacto inicial de la pandemia de COVID-19, las variaciones en el nivel y la composición del gasto de los hogares reflejan tanto los efectos transitorios de las restricciones sanitarias como ajustes estructurales en los patrones de consumo. En el contexto actual de recuperación económica, es fundamental analizar si las tendencias observadas responden a una normalización progresiva o si, por el contrario, evidencian un cambio persistente en la dinámica del consumo privado. Este artículo examina la evolución reciente de este componente, utilizando datos de cuentas nacionales, indicadores sectoriales y mediciones de percepción, con el objetivo de identificar los principales cambios y sus implicaciones para la trayectoria futura de la actividad económica costarricense.

El Consumo Privado como componente de la demanda Agregada

Históricamente, la literatura económica ha demostrado que el consumo privado constituye el componente más significativo de la demanda agregada. En Costa Rica, este agregado representa aproximadamente un 65% del Producto Interno Bruto (PIB) nominal, cifra que, según las Cuentas Nacionales publicadas por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), se situó en un 63,9% durante el año 2024. Esta elevada participación convierte a la evolución del gasto de los hogares en un factor determinante para la dinámica económica del país, dada su capacidad de amplificar o suavizar los ciclos de crecimiento.

La sensibilidad del consumo privado a las variaciones en el ingreso disponible, las condiciones del mercado laboral, las tasas de interés y la inflación lo convierte en un indicador clave para anticipar la evolución de la actividad económica. Por esta razón, su análisis no solo permite evaluar la fortaleza de la recuperación post-pandemia, sino también identificar patrones importantes en el crecimiento económico.

En un contexto donde los choques externos y las condiciones internas han modificado el comportamiento de los consumidores, entender las tendencias actuales del consumo privado es esencial para la formulación de políticas públicas, la planificación empresarial y la evaluación de riesgos macroeconómicos. El presente análisis busca aportar en esa dirección, mediante una revisión detallada de la evolución reciente y los factores que configuran el panorama de consumo en Costa Rica.

Análisis del comportamiento reciente del consumo privado

La evolución reciente del gasto de consumo final de los hogares  como proporción del PIB permite observar importantes transformaciones en la dinámica del consumo privado en Costa Rica. A partir de datos de las cuentas nacionales, se construyó una serie que permite analizar no solo la participación relativa del consumo dentro de la economía, sino también su comportamiento frente a las variaciones del producto.

Durante el período 2010–2013, el consumo final mantuvo una participación superior al 66% del PIB, alcanzando incluso un máximo de 67,2% en 2013. No obstante, a partir de ese año se registra una trayectoria descendente: la proporción del consumo disminuye de forma sostenida hasta 2015, seguida por una leve recuperación entre 2015 y 2017. Este repunte fue transitorio, ya que en los años siguientes el indicador volvió a caer, situándose por debajo del promedio histórico de aproximadamente 65%. Tal evolución se refleja claramente en la línea azul del gráfico, que muestra la razón consumo/PIB trazada sobre el eje vertical izquierdo, permitiendo visualizar cómo ha variado su peso relativo dentro de la economía. En 2019, esta reducción puede explicarse por un crecimiento del PIB más acelerado que el del consumo, lo cual redujo su participación. Este comportamiento es coherente con un entorno donde la expansión económica fue impulsada por componentes distintos al gasto de los hogares, como la inversión o el sector externo. A su vez, factores como el elevado endeudamiento de las familias, la contención del ingreso disponible real y las medidas de consolidación fiscal pudieron haber limitado el dinamismo del consumo.

Impacto de la Pandemia y el lockdown en el consumo privado

En 2020, la proporción del consumo respecto al PIB alcanzó su nivel más bajo del período analizado, situándose en torno al 62,5%. Esta disminución refleja tanto la contracción general de la actividad económica como las restricciones impuestas a la demanda, asociadas al confinamiento, el deterioro del mercado laboral y el aumento de la incertidumbre. A partir de 2021, se observa una recuperación parcial, apoyada en parte por políticas de estímulo fiscal y monetario, aunque sin que el indicador retome los niveles observados en la primera mitad de la década anterior.

Complementariamente, se incorporó al análisis la razón entre la variación anual del consumo final y la del PIB, lo cual permite evaluar el comportamiento relativo del consumo dentro del ciclo económico. Esta relación se observa en la línea naranja del gráfico, y su representación en el eje derecho vertical permite destacar que, en 2020, la razón alcanzó un valor elevado, reflejando que la contracción del consumo fue menos pronunciada que la del producto. Este fenómeno sugiere la existencia de un componente autónomo del consumo, vinculado a la necesidad de los hogares de mantener ciertos niveles mínimos de gasto, incluso ante caídas significativas del ingreso. Dicho componente se sostiene a través del endeudamiento, la desacumulación de activos o la reasignación del gasto, y tiende a concentrarse en bienes y servicios esenciales. La resiliencia del consumo durante este período también se vio respaldada por medidas contracíclicas implementadas por el gobierno.

En los años posteriores, la razón entre las tasas de crecimiento del consumo y del PIB tiende a estabilizarse, reflejando una convergencia entre ambas dinámicas. En conjunto, los resultados sugieren que, si bien el consumo privado ha perdido participación relativa dentro del PIB en años recientes, su comportamiento durante episodios contractivos confirma su papel estabilizador dentro de la demanda agregada. Esta dualidad —una menor relevancia estructural combinada con una alta estabilidad cíclica— resalta su importancia como variable de análisis en la formulación de políticas macroeconómicas y en la proyección de escenarios futuros para la economía costarricense.

 

Reflexiones finales y perspectivas para el consumo privado

La evolución reciente del consumo privado en Costa Rica sugiere que, a partir de la pandemia, se podrían estar experimentando ciertos cambios en los patrones de consumo, vinculados tanto a efectos transitorios como a factores más duraderos. Aunque el consumo sigue siendo un componente clave de la demanda agregada, se observa una disminución en su participación relativa dentro del PIB en los últimos años, lo que podría reflejar ajustes en los mecanismos que lo sostienen.

La evidencia indica que, incluso en contextos de fuerte contracción económica, el gasto de los hogares mantiene cierto grado de autonomía, lo que le permite amortiguar parcialmente los efectos de las crisis sobre la demanda agregada. Este hallazgo es consistente con la literatura económica clásica, que plantea que las decisiones de consumo de los hogares no dependen únicamente del ingreso corriente, sino también de las expectativas sobre el ingreso futuro y la acumulación de riqueza. En este sentido, el consumo privado sigue desempeñando un papel estabilizador, actuando como un ancla en escenarios de alta incertidumbre.

A pesar de la disminución en su participación relativa dentro del PIB, el consumo sigue siendo un componente crucial de la economía costarricense, reflejando la interacción entre factores como el acceso al crédito, el endeudamiento y las condiciones del mercado laboral. Esta resiliencia sugiere que el consumo privado continúa jugando un papel estabilizador, lo cual refuerza su importancia en el diseño de políticas macroeconómicas, particularmente en contextos de normalización monetaria o ajustes fiscales.

No obstante, es fundamental monitorear atentamente los determinantes de su evolución, como el endeudamiento de las familias, el ingreso disponible real y las condiciones laborales. De cara al futuro, será relevante observar si la recuperación en curso consolida una nueva senda de crecimiento más equilibrada entre los distintos componentes de la demanda, o si el consumo retoma su rol preponderante a medida que las condiciones económicas se estabilizan.

En cualquier caso, el comportamiento del consumo privado seguirá siendo un factor clave para anticipar la trayectoria de la actividad económica y orientar tanto la política fiscal como la monetaria en el mediano plazo.



Fuentes consultadas:

Banco Central de Costa Rica (BCCR). (2024). Producto Interno Bruto, Gasto del Consumidor Final, Formación Bruta de Capital, Exportaciones e Importaciones \n1