Después de transcurrida la primera mitad de este año 2021, caracterizado por ser el periodo inmediatamente posterior al principal shock generado por el surgimiento de la pandemia asociada al Covid-19, se planteaba la interrogante de cómo iba a responder la economía nacional a la peor situación enfrentada desde la década de los 80s.
Teniendo en consideración que el problema aún persiste, se identificaba desde el año pasado que este 2021 tenía que ser un año de respuesta, en dónde el escenario más optimista nos llevaba a un efecto rebote después de la caída, pero sin alcanzar los niveles previos a la pandemia. En el peor de los casos, los efectos de la pandemia nos tendrían con cierres estrictos y posiblemente con un agravamiento del desplome de nuestra economía.
Afortunadamente, parece que el caso favorable premia sobre el pesimista.
Al observar la Revisión del Programa Macroeconómico 2021-22 del Banco Central, el mensaje al llegar a julio de este año, es que las estimaciones han sido superadas en prácticamente todas las temáticas de interés, ya sea desde el área exportadora, hasta la recaudación de impuestos y por consecuencia los déficit primario y financiero; la tendencia se dirige hacia resultados más favorables de los que se creía al inicio del año.
Son varias las razones que explican este cambio. En primer lugar, al ver hacia fuera de nuestras fronteras, nuestros principales socios comerciales han sabido recuperarse de manera sostenida a pesar de la pandemia, auxiliando su recuperación de campañas masivas de vacunación. Más allá de las desigualdades mundiales en la aplicación de dosis, este fenómeno nos resulta hasta cierto punto, positivo. Además, todo parece indicar que los cálculos iniciales de los efectos de la Ley 9635 fueron subestimados, pues aún con el efecto de la pandemia, la recaudación de impuestos ha sido sorprendentemente superior, pudiendo incluso generar, acompañado de un periodo tributario especial de 15 meses para el pago de renta, un superávit primario, algo que no se observaba desde hace ya un buen trayecto.
A pesar de este y muchos más factores, no se puede cantar victoria, es muy pronto para asumir que esta tendencia positiva seguirá manteniéndose. La aparición de nuevas variantes de la enfermedad, y la amenaza de nuevos cierres estrictos pese a que más población está siendo inmunizada, siguen latentes y seguirán por al menos un año más. Se debe tener cuidado en tomar como un hecho el escenario más optimista considerado por el Banco Central, y mantener como población las recomendaciones hartamente explicadas para asegurar que las actividades sociales y económicas se mantengan y puedan crecer todavía más.
Finalmente, y de nuevo con la prontitud que se tiene, hay que empezar a dialogar acerca de las consecuencias a niveles de las poblaciones y sectores económicos una vez se haya vuelto o generado una nueva normalidad con el control de la enfermedad. Las estadísticas indican que sectores como el exportador y especialmente los adscritos al régimen especial, han podido recuperarse firmemente e incluso crecer a niveles sobresalientes; mientras que el sector turístico y el comercio por ejemplo, siguen sufriendo por su naturaleza por las políticas de contención de la pandemia. Es importante valorar a posteriori cómo esta situación ha empeorado los indicadores de desigualdad de ingresos, así como la informalidad laboral y por ende, los niveles de pobreza.
A las autoridades le quedan 2 grandes tareas por realizar: 1) promover una campaña aún más agresiva de vacunación, que permita la ansiada inmunidad de rebaño, así como un estado de prevención de la población ante nuevas variantes, y una reducción en hospitalizaciones y fallecimientos; se ha demostrado que las sinergias con actores privados dando sedes para albergar a miles de personas por día son efectivas, pero se puede hacer mucho más; sin olvidar que a mayor población inmunizada es posible reconsiderar acciones como la restricción vehicular y su rigidez de horarios; y 2) iniciar con diagnósticos serios de las afectaciones por sector, el golpe ha sido para todos pero algunos lo recibieron más fuerte, y entonces la atención debe ser igualmente diversificada, buscando el estímulo de los mercados y la recuperación de empleos perdidos así como la generación de nuevos.
Costa Rica se ha visto muy afectada, pero se tienen las herramientas para salir adelante, es responsabilidad de todos hacer que las estimaciones positivas se cumplan o incluso se superen nuevamente en los próximos meses.
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