En momentos de crisis, muchos países han mostrado con su ejemplo la importancia de diseñar e implementar políticas no tradicionales que favorezcan la innovación. Sea que se trate de innovaciones que impliquen el desarrollo de tecnologías y/o procesos nuevos y disruptivos o pequeñas alteraciones marginales de las tecnologías y procesos existentes (innovaciones marginales). Además, la evidencia empírica muestra que las innovaciones marginales, si se distribuyen ampliamente en todas las actividades productivas de un país, pueden fomentar aumentos de productividad y el crecimiento económico a niveles similares a las de las innovaciones disruptivas. Las innovaciones disruptivas tienden a surgir de grandes inversiones en I+D y tienden a ser de alta tecnología, mientras que las innovaciones marginales tienden a ocurrir en sectores de la economía más tradicionales y pueden generar valor si se producen de manera amplia. Las innovaciones son esenciales para desarrollar ventajas competitivas dinámicas, tanto las innovaciones tecnológicas (productos, servicios o procesos nuevos o mejorados) como las innovaciones no tecnológicas (nuevas o mejoradas formas de organización de la empresa y comercialización de bienes y servicios) y así potenciar el crecimiento de las empresas y de la economía en general.
En el caso de Costa Rica, hay estudios del Banco Interamericano de Desarrollo que muestran que las empresas más innovadoras son las que más crecen en ventas y generan más fuentes de empleo (https://publications.iadb.org/en/publication/11345/impact-evaluation-innovation-and-linkage-development-programs-costa-rica-cases), por lo que fomentar la innovación en las empresas constituye una buena política de reactivación económica y generación de nuevas fuentes de trabajo.
Es bien sabido, por otra parte, que la asimetría de información afecta negativamente el financiamiento de proyectos innovadores, debido a la existencia de una brecha de información importante entre lo que el innovador sabe y espera de su proyecto de innovación, y lo que conoce el oficial del crédito de un ente financiero. La diferencia puede ser tan grande que no exista tasa de interés que compense al banco por el riesgo esperado de esta inversión. Es por ello, que generalmente el Gobierno juega un papel muy importante en favorecer el financiamiento de la innovación mediante diversos mecanismos, uno empleado en Costa Rica con frecuencia y sólo para el caso de las PYMES, son los fondos no reembolsables (v.g. Programas PROPYME y PINN) que administra el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT).
Ante la actual crisis económica que afecta el país, producto de la pandemia de la covid-19, es poco probable que estos recursos puedan mantenerse o incrementarse a corto plazo. Por ello, es imperativo pensar en otras formas de financiamiento a la innovación, dado su impacto en el crecimiento económico y la generación de empleos. Entre las políticas que se
podrían implementar están la promoción de las compras públicas innovadoras (CPI) y la promoción de la innovación abierta (IA).
La CPI es un mecanismo por el cual instituciones del Estado, licitan la contratación de un producto o servicio que tiene características específicas, que no existe en el mercado y que requiere desarrollar actividades de investigación, desarrollo e innovación. Para tener una idea de la importancia de la CPI, basta con recordar que muchas de las tecnologías e
innovaciones más disruptivas, como el GPS, el Internet, las prótesis avanzadas, los teléfonos inteligentes, la aviación civil, las luces LED o la leche libre de lactosa, han surgido como respuesta a demandas del sector público. En Costa Rica instituciones como la Caja Costarricense del Seguro Social, el Ministerio de Educación Pública, el Instituto Nacional de Seguros y el Instituto Costarricense de Electricidad, son potenciales
compradores de bienes y servicios innovadores, por lo que podrían fomentar la creación de un mercado para empresas costarricenses y con ello promover la reactivación económica y la generación de empleos. De hecho, hoy en día se reconoce el rol que tiene la demanda y en especial los primeros compradores como determinantes para el surgimiento y posterior éxito de una innovación en el mercado. Según encuestas a empresas, la incertidumbre de mercado es una de las barreras principales para innovar, incluso por encima de la disponibilidad de financiamiento y capital humano. Así, el Gobierno debería fomentar las compras públicas innovadoras desde el SICOP (sistema integrado de compras públicas), en especial ahora que la CCSS pareciera que por fin formará parte de este importante sistema.
Por su parte, la promoción de la innovación abierta por empresas grandes públicas y privadas, constituye otra política de importancia que Costa Rica debería promover en las actuales circunstancias. Vale la pena señalar que Costa Rica cuenta con una significativa cantidad de empresas multinacionales (más de 300), las cuales constituyen un importante
activo para promover más actividades de innovación en el país. De hecho, varias de estas multinacionales ya están participando en actividades de innovación bajo el concepto de innovación abierta. La idea detrás de la innovación abierta es que la innovación no sólo florece dentro de los límites de una empresa grande, sino que es un proceso estratégico en el que la empresa incorpora ideas internas y externas, habilidades y fuerzas en todas las etapas de la innovación, desde la identificación de oportunidades, hasta la elección e implementación de directrices de desarrollo para interactuar con los canales de mercadeo y los clientes. Ahora bien, una tendencia interesante a nivel mundial es que la innovación abierta está penetrando en sectores que no son de alta tecnología. De hecho, la innovación abierta se encuentra tanto en sectores de alta tecnología, en otros sectores avanzados como en sectores tradicionales; por ejemplo, el sector de alimentos, infraestructura y construcción, manufactura industrial, productos de consumo, transporte y carga, automotriz y muchos otros.
En síntesis, las autoridades costarricenses deberían incluir el tema de la promoción de la innovación en las empresas nacionales, mediante mecanismos no tradicionales, como parte de su paquete de políticas para la reactivación económica y la generación de nuevas fuentes
de empleo.
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