Una idea comúnmente aceptada es que los nuevos emprendimientos constituyen una importante fuente de crecimiento económico y generación de puestos de trabajo. Esta idea ha justificado por años la creación y desarrollo de importantes programas para apoyar a los nuevos emprendimientos, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. La literatura económica ha debatido mucho sobre este punto, ya que para que este argumento sea válido se requeriría que los nuevos emprendimientos sean más productivos que los existentes y así los factores de producción se re asignarían de las actividades existentes menos productivas a las nuevas actividades más productivas. Sin embargo, en la vida real la mayoría de los nuevos emprendimientos no son más productivos que los existentes, ya que la mayoría de estos emprendimientos responden a razones de autoempleo y subsistencia, y no al aprovechamiento de una verdadera oportunidad de mercado.
Así las cosas, lograr el crecimiento económico y la creación de nuevas fuentes de empleo por medio de nuevos emprendimientos no es tarea sencilla. Se trata de apoyar la formación de empresas de alta productividad y alto crecimiento. Debido a que los recursos son escasos y la cantidad de nuevas empresas muy grande, los formuladores de políticas públicas deberían dejar de apoyar la formación de nuevas empresas típicas, las cuales son de baja productividad y enfocarse en su lugar en un subconjunto de nuevas empresas con alto potencial de crecimiento. ¿Cómo hacer esto?
En el caso particular de Costa Rica, cabe señalar dos tipos de emprendimientos que valdría la pena apoyar desde el sector público, ya que cuentan con altas posibilidades de crecimiento, mejores niveles de calidad y productividad, además de que se establecen para aprovechar oportunidades de mercado. Me refiero en primer lugar a las empresas que se relacionan con empresas de exportación –i.e. proveedoras de insumos para éstas últimas. Estas empresas reciben conocimientos de sus empresas clientes que les permiten mejorar su gestión, productividad y potencial de crecimiento (derrames de conocimiento y transferencia tecnológica). En segundo lugar, están los emprendimientos que surgen desde empresas multinacionales creadas por exempleados de éstas, los cuales ven una oportunidad de mercado y la aprovechan. Cabe recordar que en Costa Rica las multinacionales establecidas en el país son de media y alta tecnología, las cuales están en la frontera del conocimiento en sus respectivos campos. Por ello, los trabajadores que allí laboran se ven enfrentados a un entorno muy dinámico y competitivo, el cual tiene por característica el aprendizaje continuo tanto de habilidades duras como blandas, muchas de las cuales no son necesariamente específicas a la industria para la que trabajan y por ende pueden ser usadas en nuevos emprendimientos.
En el primer caso –proveedores de empresas de exportación- trabajos de la OCDE, COMEX y Banco Central, muestran que en el sector manufacturero las empresas proveedoras tienen una productividad 8 por ciento mayor que las de otras empresas similares que no tienen encadenamientos con empresas extranjeras, mientras en el sector de servicios esta diferencia es del 6.4 por ciento. En el segundo caso –emprendimientos por parte de ex empleados de multinacionales-, un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo muestra que un 4.2% de los antiguos empleados de compañías multinacionales de zonas francas en el país comienzan una nueva empresa. Al realizar una comparación con las otras empresas nuevas de Costa Rica, estas nuevas compañías propiedad de antiguos empleados de las multinacionales tienden a tener tasas más altas de supervivencia, empleo y crecimiento de las ventas.
Debido a lo anterior, sería conveniente que las autoridades diseñarán e implementarán un programa de apoyo a estos dos tipos de emprendimientos, uniendo esfuerzos de los programas del MICITT (Propyme y Pinn), COMEX (encadenamientos y clústeres), INA (asistencia técnica y capacitación) y Sistema de Banca para el Desarrollo (incubadoras, capital semilla y otros tipos de financiamiento). Solo con una visión holística de este tipo será posible tener un mayor impacto en el apoyo a emprendimientos que responden a oportunidades de mercado, promoviendo su crecimiento y el de la economía en general, al mismo tiempo que generan más fuentes de empleo.
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