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El Ministerio de Hacienda presentó, como lo hace todos los meses, las estadísticas de ingresos y gastos del Gobierno Central, así como los datos sobre la deuda pública del mismo sector. De esta información es importante revisar algunos elementos.
En lo que respecta a los ingresos, se observa que para febrero se tiene un incremento considerable con respecto al saldo para el año anterior, de un 17% aproximadamente. En este caso, el efecto de la Amnistía Tributaria es claro y rindió los frutos esperados por las autoridades, si bien es cierto era deseable un pago de la totalidad de las morosidades (incluidos los intereses), dadas las circunstancias los deudores aprovecharon el momento y han colaborado. Como es necesario señalar, lo ideal es que no se tenga que recurrir a este tipo de instrumentos, y que las políticas contra la evasión sean más rigurosas y efectivas.
Los gastos muestran resultados peculiares. En particular, los incrementos en gastos corrientes y transferencias, a pesar de ser todavía altos, no son los que más destacan en este último reporte. Caso contrario es el del gasto de capital y los intereses. En el primero, su monto se ha triplicado respecto a la misma fecha del año anterior; mientras que los intereses han mostrado una subida del 40%. El aumento en el gasto de capital no es necesariamente dañino, pues habla de algún esfuerzo de las autoridades por realizar inversiones en infraestructura y demás, que generarán réditos eventualmente. No se puede decir lo mismo del pago por intereses de la deuda concebida.
Que los intereses vengan en alzada solo quiere decir que estamos pagando las consecuencias de un alto endeudamiento en el pasado, que no es por sí mismo un problema, no obstante, cuando esto se combina con vencimientos en plazos muy cortos, se pone en aprietos al Ministerio de Hacienda, que debe atender siempre estos pagos para que los inversionistas sigan creyendo en nuestro país (ya el año pasado se tuvo un antecedente negativo de pagos sin autorización de la Asamblea Legislativa). Entonces, unas finanzas sanas no solo implican cumplir con los pagos del momento, sino también con un pensamiento claro y ordenado de los pagos futuros.
Ahora bien, de esta breve revisión es imperativo reiterar la necesidad por un ordenamiento completo de las cifras del Gobierno Central. La Ley 9635 de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas brinda una oportunidad para que en unos 4 años se vaya resolviendo el déficit primario. Sin embargo, la situación actual sigue comprometiendo el déficit financiero, los ingresos adicionales de este proyecto no ingresarán hasta la segunda mitad de este año, y de manera gradual. Esta situación llama a que sea por la vía del financiamiento externo que se corrija en el corto plazo la composición de la deuda y se continúe por buen puerto el saneamiento, que es urgente.
Unas finanzas en estabilización, junto a tasas de interés con menos presiones al alza brindan la confianza que se requiere, primero para que los agentes privados se sientan en condiciones de invertir y potencien la reactivación económica que tanto se promociona (el Gobierno está en el momento en que debe ser más claro en cuanto a sus acciones en este tema); y segundo, para que la dinámica de la deuda sea la positiva en el mediano y largo plazo. Aunque las estadísticas nos mantienen en alerta, todavía estamos a tiempo, y los Eurobonos son una alternativa útil de acuerdo con el contexto.
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