Los procesos de transformación de las compañías han variado, dejando la digitalización como la nueva autopista para mejorar la eficiencia, aumentar la rentabilidad y sobresalir en un mercado cada vez más competido.
Si bien tomar este camino generará altas expectativas en el corto plazo en torno a los resultados de la compañía, también podría convertirse en un rotundo fracaso, de no planificarse bien. La transformación digital no solo está asociada a la adopción de tecnologías disruptivas, sino, a la transformación del modelo de negocio en sí. Un proceso de transformación digital debe ir de la mano de un cambio cultural, liderado por la Alta Dirección con el soporte del BOARD.
Los procesos de modernización y cambio tecnológico acelerado, hoy en día generan un romanticismo por “lo digital”. El gerente sueña con implementar tecnología de punta, blockchain, big data, business intelligence, business analytics, y otros. Pero ¿están realmente preparadas las empresas para transformarse digitalmente? De acuerdo con estudios de Mckinsey y PWC, el 75% de las empresas en los Estados Unidos no está preparada para hacer esta transformación. El 85% de ellas indicaba que no tenía las competencias o el personal adecuado para hacer el proceso.
El 2020 fue un año de cambio en este sentido. El comportamiento del consumidor dio un giro importante hacia una creciente utilización de plataformas digitales, e-commerce, virtualización del trabajo y de la educación, etc. Si bien esto puso a muchas empresas en “jaque”, otras lo han aprovechado para aumentar sus ventas y generar ahorros importantes al reconvertir su modelo de negocio.
La receta
Primero, la planificación. La transformación debe obedecer a un plan estratégico en línea con la misión y visión de la compañía. Nuevamente, el cambio tecnológico deberá ir de la mano con la transformación del modelo de negocio, por ejemplo, productos o canales para alcanzar a los clientes actuales y futuros.
Segundo, la cultura de la compañía. El factor humano es un eje primordial dentro del proceso de trasformación digital. Distintos autores coinciden en que es necesario crear una cultura digital más flexible y dinámica que permita a los colaboradores la adopción de las nuevas tecnologías, la aceleración de los procesos de implementación (por ejemplo, mediante metodologías ágiles) y el aprendizaje de la organización.
Tercero, tener los recursos de capital financiero y personal adecuado para dar este paso. Ahora bien, si el 85% de las empresas no tenía las competencias o el personal adecuado para hacer el proceso, ¿cómo lograrlo? Aprenda de los “mejores de su clase”, integre a la compañía personal con experiencia que logren desarrollos e implementaciones más rápidos y efectivos.
Creación de valor
En la actualidad no basta con analizar a las empresas a través de sus estados financieros, es importante explorar su universo de clientes, modelo de negocio y la capacidad de crear valor al cliente a través de la digitalización de sus procesos. Las empresas que logran la transformación digital se diferencian significativamente de sus competidores creando una ventaja importante.
En esta nueva dinámica, elementos como la información y el uso de datos empiezan a cobrar un gran peso en la valoración de las empresas, no solo como instrumentos de toma de decisiones si no, como un producto en sí. Claro ejemplo de esto son muchas empresas nativas digitales (hoy, unicornios) cuyo giro de negocio se basa en su capacidad de recolectar y administrar datos. Tal es el ejemplo de Facebook, Netflix, Uber y Didi.
En resumen, vivimos en un mundo dominado por el cortoplacismo y caracterizado por cambios profundos en el entorno que nos mueven hacia la adopción de tecnologías digitales. En este proceso de transformación, cada decisión que se tome debe estar conectada con un plan estratégico del cual el factor humano es un eje esencial. Dotar de nuevas capacidades y actitudes a la organización ya sea a través del reclutamiento de talento o bien la formación de los colaboradores actuales será clave en este camino. Planifique “el fracaso” utilizando metodologías ágiles, pero sobre todo atrévase a la innovación, antes de que otro lo haga.
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