El crecimiento de la región durante 2019 fue caracterizado por dos periodos. Durante el primer semestre los países sufrieron las consecuencias de la desaceleración económica mundial y de factores internos que menguaron su crecimiento; a partir del tercer trimestre, las cifras registradas para la mayoría de los países de la región mejoraron, principalmente por una mejor percepción de los agentes sobre la economía. A pesar de que las perspectivas de crecimiento para 2020 son cautelosas, las naciones centroamericanas deberían considerar el nuevo decenio como una oportunidad de cambio, en términos sociales, económicos y políticos.
Uno de los pasos primordiales para que esta nueva década sea exitosa es que los países combatan los problemas que históricamente han caracterizado a la región. La corrupción es una de las situaciones que se tienen que erradicar, ya que no sólo generan desconfianza sobre los ciudadanos, si no que sobre los inversionistas también. La vinculación entre el presidente de Honduras con el narcotráfico, la presunta corrupción en las elecciones de Guatemala, y las irregularidades en el gobierno nicaragüense son solamente algunos ejemplos recientes de esta problemática en Centroamérica.
Además de la corrupción, los problemas sociales deben ser atacados con políticas públicas específicas que permitan eliminar brechas dentro y entre países. La pobreza, inseguridad, y el desempleo son algunas problemáticas que los países han experimentado y que han fallado en resolver. Guatemala mantiene una tasa de pobreza de alrededor del 60% de su población, El Salvador tiene una de las tasas de homicidios intencionales más altas a nivel mundial (62 por cada 100,000 habitantes), y Costa Rica no ha podido reducir el desempleo posterior a la crisis financiera de 2008.
Si bien es cierto que los retos son grandes, la región centroamericana tiene la capacidad de superarlos y así exponenciar su crecimiento. Para llegar a tal punto, además de una mayor transparencia, y de políticas públicas específicas a los grupos más vulnerables, los países centroamericanos deben utilizar y exponenciar sus ventajas comparativas, y saber aprovechar las circunstancias del orden económico mundial.
Uno de los puntos fundamentales a considerar es aprovechar las oportunidades que se presentan, aún cuando todo hace indicar que la situación es negativa. Por ejemplo, el año anterior la industria textil de Honduras aprovechó las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China para incrementar sus exportaciones a la nación norteamericana. Materializar esta clase de oportunidades y aprovechar proyectos como “América Crece” (iniciativa estadounidense para promover el crecimiento en América Latina y el Caribe), que tiene un plan específico para el Triangulo Norte en proyectos de energía e infraestructura, es fundamental para erradicar progresivamente los problemas sociales de la región.
Asimismo, los países centroamericanos deben de crear entornos más competitivos para atraer nuevas inversiones y permitir un desarrollo integral y equitativo. Esto consiste en crear infraestructura adecuada, desarrollar mano de obra calificada, facilitar trámites para la creación de empresas, generar incentivos, entre otras medidas que, en el largo plazo, beneficiarán a los ciudadanos de Centroamérica. Adicionalmente, es necesario que cada país aproveche sus ventajas comparativas, y que en conjunto exploten su ubicación geográfica y diversas plataformas comerciales.
Es momento de que Centroamérica deje atrás los fantasmas del pasado. La región tiene la capacidad de apaciguar los problemas sociales que la han afectado por décadas si se innova y emplea al máximo todas sus fortalezas. Una nueva oportunidad se presenta, y debe ser aprovechada; de lo contrario, será una década sin progreso alguno.
Prohibida la reproducción total o parcial sin la autorización de Ecoanálisis